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RECORRIDO OLFATIVO DE LA VILLA DE MADRID
Detalles del evento
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Del 10 de julio al 10 de agosto

Un recorrido olfativo por los distintos espacios de Madrid que se relacionan, se propone para finalizar en Serrería Belga, con sus talleres y la cata del perfume creado para Veranos de la Villa.
1-. VIOLETA. CENTROCENTRO, Palacio de Cibeles
Dulce aroma de leyenda
En el emblemático edificio del Palacio de Cibeles —durante décadas conocido como “la Catedral de las Comunicaciones”— el espacio CentroCentro representa la unión cultural de la tradición y la modernidad. Bajo la atenta mirada de la Cibeles, donde confluyen arte, historia y vida urbana, este enclave monumental se convierte hoy en escenario de un aroma delicado y nostálgico: el de la violeta. A través del ir y venir de visitantes, este perfume atemporal sigue siendo símbolo de distinción y afecto para generaciones de madrileños.
Asociado a las violeteras ambulantes y a los tradicionales caramelos de violeta, este perfume evoca una elegancia castiza y cotidiana. Estos dulces, con forma de flor y aroma empolvado, aún se encuentran en la histórica tienda La Violeta, en la Plaza de Canalejas, donde —según la leyenda— el rey Alfonso XIII los compraba tanto para la reina Victoria Eugenia como para su amante.
La violeta es una nota dulce, suave y persistente. Su fragancia acompaña la experiencia cultural con una dimensión sensorial íntima y emocional, conectando el presente con la memoria más dulce y popular de Madrid.
2.-CHOCOLATE. Plaza Mayor. Casa de la Panadería
Un aroma con historia
En pleno centro de Madrid, la Casa de la Panadería —construida en 1590 como sede del gremio de panaderos— ha sido durante siglos un emblema de la vida pública madrileña, hoy, sus muros acogen parte de la historia de Madrid. Desde sus balcones se ha contemplado el devenir de la ciudad y un perfume muy especial: el del chocolate.
Introducido en España en el siglo XVI tras la llegada del cacao desde América, el chocolate pronto se convirtió en un símbolo de celebración y disfrute. En Madrid, la tradición del chocolate con churros forma parte del alma del centro histórico, donde chocolaterías como la centenaria San Ginés han perfumado las mañanas y las fiestas de la ciudad durante décadas.
El chocolate es una nota de fondo cálida y envolvente. Su aroma profundo y ligeramente amargo evoca placer, cobijo y memoria, dejando una estela reconfortante y duradera que conecta el presente con la esencia más dulce y popular de Madrid.
3.- LIMÓN. Instituto San Isidro
Olor de frescura y festividad
En el Madrid más castizo, el Instituto de San Isidro —fundado en 1836 y heredero de las Escuelas Pías creadas por los jesuitas en el siglo XVI— es uno de los centros educativos más antiguos de la ciudad. Entre sus patios y pasillos resuena aún la historia de generaciones de madrileños, y ahora también flota en el aire una fragancia vibrante: la del limón.
Asociado a las verbenas y fiestas populares, el limón es el aroma por excelencia de San Isidro, patrón de Madrid. En mayo, la ciudad se llena de limonada y rosquillas, y este cítrico alegre y chispeante despierta recuerdos compartidos de celebración, luz y tradición. Refrescante y ácido, el limón actúa como una nota de salida que sacude los sentidos y evoca la vitalidad del Madrid más enérgico y popular.
4.- CLAVEL. Plaza de Oriente. Punto información turística
Un rojo, rojo clavel
En un lugar simbólico de la Villa de Madrid como el propio clavel, junto al Palacio Real podemos visitar las Vistillas y su celebérrima verbena. Sus chulapas lo lucieron prendidos en el pelo y bordados en sus mantones; ellos, lo lucían en el ojal. Del Palacio de Oriente iniciará su pasacalle la banda de música de Carlet (Valencia), donde hace 100 años se estrenó el más famoso de los pasodobles españoles: “Amparito Roca” y que en esta edición nos trae al festival.
Perfume de claveles para un pasodoble centenario, perfume de los claveles que lució la Infanta Isabel La Chata, el perfume que emanaba de los miles de claveles que le echaban a la Reina Mercedes en su última despedida… Los “Claveles pa la Cibeles”.
5.-ROSAS. Parque de La Bombilla
Un aroma que florece
Creado a principios del siglo XX como espacio de recreo, el Parque de la Bombilla es hoy un oasis de naturaleza y memoria en plena ciudad. Sus jardines y caminos guardan historias de encuentros y celebraciones, donde ahora se manifiestan en una nota olfativa delicada y evocadora como la de la rosa. La misma “Rosa de Madrid” del célebre Chotis.
Estas flores forman parte de las raíces olfativas de Madrid, nacidas en los jardines moriscos de Madrid y presentes en su folclore, sus fiestas y su patrimonio. La rosa, heredera de los jardines andalusíes y aún viva en las Rosaledas del Parque del Oeste o el Jardín Botánico, conectan este parque con la memoria sensorial de la ciudad.
Como notas de corazón, la rosa perfuma el espacio con una fragancia suave y vibrante, que invita a redescubrir la magia de lo cotidiano y a celebrar una tradición viva que florece en el corazón de Madrid.
6.-MADERA Y RESINA DE PINO. Conde Duque
El perfume del escenario, el de los bailarines
En el pulso de la capital, el edificio Conde Duque —antiguo cuartel del siglo XVIII, construido entre 1717 y 1771 bajo el reinado de Felipe V y transformado en centro cultural— conserva la esencia de su arquitectura robusta y sus patios interiores. Entre sus muros históricos flota ahora un aroma cálido y terroso: el de la madera y la resina de pino.
Hoy en día, este olor se asocia a las tablas de madera que conforman los escenarios de Conde Duque y al polvo de resina que pisan los bailarines en cada ensayo y función. Una fragancia que une arquitectura y cuerpo, evocando la energía viva de la danza contemporánea en diálogo con la historia del edificio.
Como nota de fondo envolvente, la madera y la resina se integran en el ambiente, haciendo que cada movimiento, cada sonido y cada respiración del público se fundan con un aroma que celebra lo físico, lo artesanal y lo vivo en el corazón cultural de Madrid.
7.- CUERO. Centro Matadero
Esencia de transformación
Inaugurado en 1911 como matadero municipal, el Matadero fue durante décadas un espacio de actividad y transformación en el Madrid industrial, donde la ciudad se moldeaba a través del trabajo cotidiano. Sus naves de ladrillo y acero conservan la memoria de un oficio ligado a la artesanía del curtido, que se extendía hasta la Ribera de Curtidores. Hoy, ese legado vuelve a respirarse en el aire con una fragancia profunda: la del cuero.
El cuero es un aroma cálido y terroso que remite a la fuerza de quienes trabajaban la materia prima con dedicación. En Matadero, este olor evoca no solo su pasado industrial, sino también su capacidad de reinventarse y renovar su identidad cultural y artística.
Como nota de fondo intensa y envolvente, el cuero sugiere oficio, resistencia y memoria, dejando una estela profunda que conecta el presente con la huella transformadora de este espacio madrileño.
8.- PERFUME VERANOS DE LA VILLA. Serrería Belga
La ruta culmina en la Serrería Belga, donde se difunde el aroma de Veranos de la Villa, una composición olfativa que reúne todas estas notas en una experiencia multisensorial envolvente creada para la ocasión. Más que un recorrido urbano, esta propuesta entrelaza arte, historia y emoción, invitando a sentir Madrid a través del olfato como un puente entre pasado y presente.
Detalles del evento
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Del 10 de julio al 10 de agosto